Miguel Galindo

La Conquista de Colima (Parte 2)

De este modo fue como se organizó la dominación española que, como dice muy bien don Ignacio Rodríguez en su Ensayo Histórico, no fue tan dura como en otras partes. Por lo demás, los indios de esta tierra fueron muy dóciles, y no necesitaban del rigor de los encomenderos, a lo que debió agregarse que desde un principio tenían en su favor las recomendaciones que Hernán Cortés diera siempre a sus capitanes para organizar la dominación, y que después escribió y ordenó se cumplieran en toda la Nueva España, ordenanzas que en su mayor parte fueron aceptadas por el gobierno español. Lo anterior determina perfectamente el carácter de la nueva colonia: militar y religiosa en los dominadores ; gregaria, religiosa y dócil en los dominados.

Mas por otra parte, se ve el empeño del Conquistador por hacer la prosperidad de la tierra. Si trataba de tener listos a sus compatriotas para cualquier eventualidad y asegurar la dominación, también trataba de que se civilizaran los indígenas; si permitía que se enriquecieran sus paisanos con el traba jo de los naturales, también procuraba que las riquezas se quedaran aquí, y obligaba a que todos formaran un nuevo hogar en esta tierra, a la vez que trataba de moralizar a sus mismos compatriotas ordenando que todos se casaran. Trataba de formar nuevas familias, pero familias nacionales en esta tierra. Ordenaba por escrito, lo que la naturaleza hace instintivamente de manera retardada y dolorosa.

Cortés violentaba la amalgama social que se hace siempre en la historia entre dominados y dominadores para hacer surgir una civilización, facilitando, indicando y obligando al camino más recto. Nótese que no prescribe que los matrimonios sean con españoles, sino que deja libertad para que los españoles escojan indígenas con quienes formar el nuevo hogar. Esas ordenanzas y otras dadas por el Conquistador, revelan un soberano talento y una sabiduría sociológica que asombran, tanto más, cuanto que son dictadas por un guerrero que no tenía ni tiempo ni calma de estarse en su gabinete de estudio meditando sobre los fenómenos sociales, sino que tenía que embrazar el escudo y empuñar la espada para ir personalmente a las luchas que se ofrecían.

Hernán Cortés recibía a cada momento las solicitudes para las encomiendas de la nueva villa, ya de los fundadores de ésta que se trasladaban a Coyoacán para hacerlas, ya de otros españoles que tenían noticias de esta tierra por los primeros y que pedían al Conquistador permiso para venir a avecinarse en ella, solicitando también terrenos o congregaciones. A la vez que se hacía lo anterior, también se ponía en cono .. cimiento de Cortés el que el territorio que se tenía al frente era extenso y que cada día se descubrían nuevos poblados, por lo que Cortés, teniendo que partir para las Hibueras y no queriendo dejar sin dirección los asuntos de la provincia de Colima, como se empezó a llamar al nuevo dominio, sin la dirección conveniente, nombró a su sobrino don Francisco Cortés de San Buenaventura, para que viniera como Alcalde Mayor de ella y lugarteniente de aquél, se presentara a su Ayuntamiento, hiciera los repartimientos del caso, trayéndose a México a los vecinos de la villa que andaban por allá, como a otros que quisieran venir y aquellos a quienes se les ordenara la venida, y que explorase toda la costa.

En el mes de agosto de 1524 salió de México para la villa de Colima don Francisco Cortés de San Buenaventura. Con detalladas, precisas y terminantes instrucciones partió) don Francisco Cortés de San Buenaventura para la Villa de Colima, dirigiéndose, probablemente, como los anteriores conquistadores, por Coalcomán y Zacatula. Al pasar por Tuxpan, dio posesión del cargo de alcalde de este pueblo a don Antonio Arzega, quien después se hizo franciscano y llegó a ser obispo de Venezuela. Cortés de San Buenaventura llegó a la Villa de Colima y presentó al Ayuntamiento las instrucciones de su tío don Hernando, habiéndosele recibido el juramento de costumbre con toda la solemnidad del caso, para reconocerlo como Alcalde Mayor y Lugarteniente del Conquistador.

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Texto extraído del libro Apuntes para la historia de Colima (1923), del autor Miguel Galindo.

Galindo, M. (1923). Apuntes para la historia de Colima. Colima: Imprenta El Dragón.

Miguel Galindo

La Conquista de Colima (Parte 1)

Sandoval permaneció aún algunos días en el pueblo de Xocotlán viendo los primeros trabajos que se emprendían para formar la parte material de la Villa,o sea las primitivas habitaciones que iban a ocupar los colonos, y por fin volvióse a México, o, diremos, a Coyoacán. No fue mal escogido el sitio para la fundación de Colima. Los márgenes del río que lleva su nombre eran sinuosas y en sus curvas las aguas formaban remansos que invitaban al baño tanto más deseado cuanto ardiente es la región. Árboles frondosos ponían su fresca sombra bienhechora a la disposición de todo el que quería gozar de ella y las cimbradoras palmeras, a la belleza de sus murmurantes abanicos, añadían su fruto refrescante y sabroso. El paisaje era tentador, y atrajo con su fecundidad y hermosura a todos los guerreros que, al pasar, lo contemplaron; pero quedáronse en él aquellos en quienes dominaba el instinto campesino sobre el guerrero. Se volvieron con Sandoval los que tenían invertidos estos sentimientos, es decir, aquellos en quienes el ardor bélico no se apagaba aún y necesitaban para desarrollarlo de nuevas luchas y de nuevas aventuras. Todavía en algunas pinturas antiguas se alcanza a percibir la hermosura del paisaje en las vegas del río que hoy se han urbanizado, destruyendo la obra de la naturaleza con obras de mala arquitectura, y los descendientes de aquellos caballeros que en esta tierra dejaron la armadura en la margen del río para ponerse a cultivar la tierra, y aprovecharse de las fecundas arboledas frutales, han visto que estas se han retirado poco a poco del centro de la población, han encontrado ésta muy crecida, y las aguas del río muy disminuidas, al grado de provocar disgustos y protestas porque ya no bastan ni para los usos indispensables. A pesar de esto, hemos dicho que no todos los que vinieron a la conquista se quedaron en esta tierra florida, y debemos señalar los fundadores de la Villa de San Sebastián, que pocas veces, y sólo en algunos documentos oficiales, se llamó así, siendo corriente que desde un principio se llamara Villa de Colima, y esto debido a que la región en general se llamó así por haber interpretado de ese modo los españoles la palabra indígena con que los naturales del país decían lo que era éste: lugar que conquistaron sus abuelos «Coliman». Los fundadores de Colima fueron los siguientes: Juan Pinzón, Ginés Pinzón, Diego Garrido, Cristóbal Cabezón, Juan de Iniestra, Martín de Monjarás, Rodrigo de Evia, Rodrigo Lepuscano, que habían venido a América con Hernán Cortés. Francisco de Sifontes, Alonso de Arévalo, Gómez de Hoyos, Juan Fernández, Rodrigo de Villacinda, Alonso Quintero, Antón de Santa Ana, Juan Batista, Batista de Rapalo, Alonso del Río, Pedro Gómez, Gregorio Ramírez y Juan de Aguilar, que vinieron con Pánfilo de Narváez. Benito Gallego, Remando de la Peña, Jorge Carrillo, Antón López, Gonzalo de Talavera, Juan Pérez, Diego de Chávez, Martín Ximénez, Rodrigo Manrique, Pedro Santa Ana, Bartolomé López y Alonso López, que pasaron a la América en diversas ocasiones; pero todos fueron parte de las fuerzas de Gonzalo de Sandoval en la Conquista de Colima, y estos fueron los que se quedaron a poblar la recién fundada Villa. Sandoval mismo nombró las primeras autoridades o alcaldes ordinarios, como se decía entonces, y los primeros regidores o miembros de su Ayuntamiento, entre tanto Hernán Cortés ratificaba o rectificaba esos nombramientos y daba posesión de la tierra a la congregación española, le llamaremos. así, que acababa de bautizarse con el nombre de San Sebastián, esto es, determinaba los ejidos, cosa que nunca se hizo ni por Cortés ni por los virreyes. Pero el mismo Ayuntamiento recién formado tuvo a bien darse sus ejidos y considerarse donador y donado a la vez, como lo veremos más adelante. Estas poblaciones fueron las que primero se adjudicaron los fundadores de Colima, para lo cual pidieron a Hernán Cortés la debida autorización; pero había otras tantas más congregaciones que señalaremos más adelante, y que fueran descubiertas por otros exploradores, que llegaron en 1524 con don Francisco Cortés de San Buenaventura. Las congregaciones citadas anteriormente fueron repartidas entre los fundadores de Colima y dadas en encomienda por Hernán Cortés al año siguiente a la fundación de la Villa, (1523) por medio de cédulas. Como se ve por la cédula anterior, Hernán Cortés fue el primero en llamar la naciente villa por nombre distinto del oficial, y así fue la costumbre hacerlo, aun cuando oficialmente se dijera otra cosa. Por medio de cédulas como la anterior se repartieron las congregaciones antedichas, y se organizó la dominación conservando a los gobernadores o caciques de los pueblos sin molestarlos, antes bien sirviéndose de ellos como intermediarios para que los indígenas dieran a los españoles el tributo de su encomienda, el cual no fue tasado en un principio, sino mucho tiempo después (1550, siendo alcalde mayor Cristóbal Spíndola), por lo que daban lo que a bien querían. De este modo fue como se organizó la dominación española que, como dice muy bien don Ignacio Rodríguez en su Ensayo Histórico, no fue tan dura como en otras partes. Por lo demás, los indios de esta tierra fueron muy dóciles, y no necesitaban del rigor de los encomenderos, a lo que debió agregarse que desde un principio tenían en su favor las recomendaciones que Hernán Cortés diera siempre a sus capitanes para organizar la dominación, y que después escribió y ordenó se cumplieran en toda la Nueva España, ordenanzas que en su mayor parte fueron aceptadas por el gobierno español. Lo anterior determina perfectamente el carácter de la nueva colonia: militar y religiosa en los dominadores; gregaria, religiosa y dócil en los dominados. Más por otra parte, se ve el empeño del Conquistador por hacer la prosperidad de la tierra. Si trataba de tener listos a sus compatriotas para cualquier eventualidad y asegurar la dominación, también trataba de que se civilizaran los indígenas; si permitía que se enriquecieran sus paisanos con el trabajo de los naturales, también procuraba que las riquezas se quedaran aquí, y obligaba a que todos formaran un nuevo hogar en esta tierra, a la vez que trataba de moralizar a sus mismos compatriotas ordenando que todos se casaran. Trataba de formar nuevas familias, pero familias nacionales en esta tierra. Ordenaba por escrito, lo que la naturaleza hace instintivamente de manera retardada y dolorosa. Cortés violentaba la amalgama social que se hace siempre en la historia entre dominados y dominadores para hacer surgir una civilización, facilitando, indicando y obligando al camino más recto. Nótese que no prescribe que los matrimonios sean con españoles, sino que deja libertad para que los españoles escojan indígenas con quienes formar el nuevo hogar. Esas ordenanzas y otras dadas por el Conquistador, revelan un soberano talento y una sabiduría sociológica que asombran, tanto más, cuanto que son dictadas por un guerrero que no tenía ni tiempo ni calma de estarse en su gabinete de estudio meditando sobre los fenómenos sociales, sino que tenía que embrazar el escudo y empuñar la espada para ir personalmente a las luchas que se ofrecían. Hernán Cortés recibía a cada momento las solicitudes para las encomiendas de la nueva villa, ya de los fundadores de ésta que se trasladaban a Coyoacán para hacerlas, ya de otros españoles que tenían noticias de esta tierra por los primeros y que pedían al Conquistador permiso para venir a avecinarse en ella, solicitando también terrenos o congregaciones. A la vez que se hacía lo anterior, también se ponía en conocimiento de Cortés el que el territorio que se tenía al frente era extenso y que cada día se descubrían nuevos poblados, por lo que Cortés, teniendo que partir para las Hibueras y no queriendo dejar sin dirección los asuntos de la provincia de Colima, como se empezó a llamar al nuevo dominio, sin la dirección conveniente, nombró a su sobrino don Francisco Cortés de San Buenaventura, para que viniera como Alcalde Mayor de ella y lugarteniente de aquél, se presentara a su Ayuntamiento, hiciera los repartimientos del caso, trayéndose a México a los vecinos de la villa que andaban por allá, como a otros que quisieran venir y aquellos a quienes se les ordenara la venida, y que explorase toda la costa. En el mes de agosto de 1524 salió de México para la villa de Colima don Francisco Cortés de San Buenaventura. Con detalladas, precisas y terminantes instrucciones partió don Francisco Cortés de San Buenaventura para la Villa de Colima, dirigiéndose, probablemente, como los anteriores conquistadores, por Coalcomán y Zacatula. Al pasar por Tuxpan, dio posesión del cargo de alcalde de este pueblo a don Antonio Arzega, quien después se hizo franciscano y llegó aser obispo de Venezuela. Cortés de San Buenaventura llegó a la Villa de Colima y presentó al Ayuntamiento las instrucciones de su tío don Hernando, habiéndosele recibido el juramento de costumbre con toda la solemnidad del caso, para reconocerlo como Alcalde Mayor y Lugarteniente del Conquistador. Texto extraído del libro Apuntes para la historia de Colima (1921), del Dr. Miguel Galindo.

Galindo, M. (1923). Apuntes para la historia de Colima. Colima: Imprenta El Dragón.
Miguel Galindo

Crepúsculos

¿Lo recuerdas, mujer? en la vehemencia de mi pasión gigante y de mi anhelo cabe la entrada del jardín, al suelo caí de hinojos e imploré clemencia.

Juraste amor eterno en la presencia del mismo Dios, y contempló mi anhelo: rubores de crepúsculo en el cielo, y en tu rostro rubores de inocencia.

Después… lo supe todo; y cuando quiero volver al tiempo que pasó ligero, mi espíritu abatido solo piensa

que he de ver con amargo desconsuelo: rubores de crepúsculo en el cielo, y en tu rostro rubores de vergüenza.

-Miguel Galindo

Texto extraído de Antología poética colimense (1991). López, Rivera.

López Rivera, R. (1991). Antología poética colimense. .2da ed. México: Universidad de Colima.

Miguel Galindo

Traición

Después de nuestra ausencia larga y triste, fui la lumbre a buscar de tu mirada por disipar la sombra desolada que dejaste en mi cuando partiste.

Como virgen del cielo apareciste hermosa y pura, y , siempre enamorada, los juramentos de la vez pasada entre mutuas caricias repetiste.

Mas ¿por qué al recibir mi dulce halago y tus promesas al hacer, me hablas con cierta indecisión que antes no habías?

Al fin lo supe. De mi amor en pago, en esa vez que amante me besabas, como Judas a Cristo, me vendías.

-Miguel Galindo

Texto extraído del libro Antología poética colimense (1991), del autor Miguel Galindo.

López Rivera, R. (1991). Antología poética colimense. 2da ed. México: Universidad de Colima.

Miguel Galindo

Miguel Galindo

Nacimiento18 de julio de 1883
Tonila, Jalisco
OcupaciónMédico, escritor, político
Años activoSiglo XIX y primera mitad del siglo XX

Dr. Miguel Galindo Velasco se graduó en 1908 como médico en la Universidad de Guadalajara (udg). Impartió cátedra de Literatura General en el Liceo del Estado de Jalisco y fue corresponsal de la revista Médico Farmacéutica. Participó en política durante la presidencia de Porfirio Díaz. Luego de sus fracasos en la política local, fue desterrado del estado de Colima, al levantarse en armas en contra del gobierno en 1913. En 1915 se adhirió al zapatismo, con acciones en los estados de Oaxaca y Morelos.

En Colima, fue encargado, docente y director de Hospital General Colimense y en 1940 apoyó la idea de crear la Universidad Popular de Colima. Desde muy joven formó parte de las sociedades literarias. Dedicó gran parte de su vida a la preparación de los jóvenes: fue promotor de la Universidad Popular de Colima y catedrático de Raíces Griegas y Latinas, Arte, Literatura y Estética en la Escuela Preparatoria y en la Escuela Normal del Estado, instituciones en las que impuso nuevas formas de enseñanza. Intervino en la campaña local del profesor Torres Quintero, quien le nombró director de Educación Pública (1923-1925) y del Hospital Civil.

Escribió cerca de cincuenta obras, en su mayoría, ensayos sobre diversos temas. Sus primeros trabajos, publicados en Guadalajara, se refieren al aspecto social y legal de la salud e higiene comunitarias y a la Historia del Arte. Investigó todo lo referente a la entidad de Colima, desde la prehistoria hasta la proclamación de la Independencia: la arqueología, la geografía (clima, suelos), las razas y el folklore locales, asimismo escribió un ensayo sobre la etimología y significado de topónimos de raíces nahuas del Estado. Publicó libros sobre la música popular y la Historia de la música mexicana, desde la época precortesiana hasta el siglo XIX, con un bosquejo de la música española del siglo XVI.

Fuente: Enciclopedia de la Literatura en México, Wikipedia. Sitios web: http://www.elem.mx/autor/datos/383 https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Galindo_Velasco