¿“Mozart para niños” o música para el alma?
Desde referencias o
ilustraciones en películas de Disney, en las cuales es plasmado que la música
nos lleva a un estado de relajación y solución de problemas, o la directa
escena en que Kary, la niñera de Jack Jack en los Increíbles pone una pieza de Mozart para el bebé tras la
afirmación “Mozart hace a los bebés más listos” –lo cual después descubrimos
que es el detonante de los poderes del menor de los superhéroes- se nos ha
inculcado desde pequeños que la música es un método y un arte capaz de tocar
nuestro interior.
A través de la historia de la humanidad, hemos sido conocedores de que
la música está aunada al ser humano desde sus inicios, ya fuese con simples
golpes de tambor para acompañar danzas y rituales, o fuese con un piano, el
chello y un coro de voces angelicales en un teatro, el hombre necesita de la
música para transmitirse en ella y evolucionar.
Aunque sabemos que existen diversos estilos musicales –los cuales no son
siempre para todas las personas- tales como el blues, jazz, rock, indie, hip
hop, funk, electrónica, etc., también somos conscientes de que, aunque no
queramos, hay estilos de música que nos transmiten sentimientos y emociones sin
que nosotros lo pidamos. Tal es el caso de la música clásica. La música clásica
es ese género que, al igual que los corridos y el reggaetón, no son aceptadas
por todas las personas ¿por qué? Ideologías, gustos y sabores diferentes,
diferencias irreconciliables, pero ese no es el caso.
La música clásica es esa que escuchamos en el coro todos los domingos en
la iglesia, de malas porque madrugamos, pero que después de oír al coro cantar,
nos relaja, entra por nuestro tímpano y recorre nuestra espina dorsal y regresa
para introducirse en el cerebro, en donde manda la orden a través de pulsaciones
cerebrales y nuestro cuerpo las recibe, olvidando que estábamos cansados o con
sueño por una misa a las 7 de la mañana. Sin embargo, relajarnos no es lo único
que la música hace por nosotros, también nos ayuda a controlar el estrés y la
ansiedad, aumenta la autoestima y mejora nuestro estado de ánimo.
Con la presentación de recitales como “Mozart para niños”, a cargo del programa Sonidos del Vitral, podemos confirmar estas palabras. Dirigidos por el Mtro. Gabriel de Jesús Frausto Zamora, los Niños Cantores de la Universidad de Colima, a través de sus armónicas voces somos receptores de esos impulsos eléctricos generados por la corteza cerebral, la cual, completamente encantada, recibe las ondas de las melodías que canciones como The Lord bless you and keep you –de John Rutter- genera.
Por Karla Cabrera